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domingo, 20 de abril de 2008

ELOGIO DE LA PROYECCIÓN


En cuanto a lo que se imprimió en mí del cine, subrayaría igualmente un aspecto más sociológico o histórico: para un pequeño argelino sedentario como yo, el cine era el don de un viaje extraordinario. Viajábamos como locos con el cine. […] En ese momento, el cine era entonces la escena de un intenso aprendizaje. Ir al cine era la organización inmediata de un viaje. […] El cine me siguió luego a lo largo de toda mi vida de estudiante, que era difícil, angustiosa, tensa. En este sentido, actuaba a menudo sobre mí como una droga, el entretenimiento por excelencia, la evasión inculta, el derecho al salvajismo.
Jaques Derrida

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